Municipios inteligentes: las claves
De un tiempo a esta parte, el término “Smart City” se ha prodigado de punta a punta del planeta. Medios de comunicación y redes sociales utilizan esta denominación y muchas son las ciudades y municipios que aspiran a serlo, pero ¿qué supone ser municipios inteligentes? ¿cómo puedo serlo?
Las ciudades, como asentamientos, cuentan con recursos que van desde la superficie terrestre que ocupan, donde se incluyen sus espacios verdes, sus recursos hídricos y su biodiversidad, a sus ciudadanos. Todos esos recursos se engloban en lo que se conoce como servicios ecosistémicos y suponen un valor más para tener en cuenta cuando se busca la inteligencia.
Por tanto, un territorio inteligente es aquel que aprovecha dichos recursos de manera sostenible y los gestiona de forma eficiente.
Así, podemos hablar de tres tipos de municipios inteligentes: los sostenibles, los tecnológicos y los resilientes. La clave está en encontrar el equilibrio entre las tres vertientes.
¿Qué debe tener mi municipio para ser inteligente?
Datos, o mejor, Big data
Hoy en día generamos millones y millones de datos (Big Data). De hecho, los satélites llevan recogiendo datos durante más de 30 años. Y, todos esos datos por sí solos no suponen más que números y valores. Sin embargo, con las herramientas adecuadas es posible cruzar todos esos datos para obtener información de relevancia para tomar decisiones.
En Green Urban Data obtenemos esos datos de los sensores de los satélites para generar indicadores ambientales y, a través de software en la nube, facilitamos su visualización. Los indicadores ambientales sirven para conocer la salud de una ciudad, es decir, su estado ambiental y, por tanto, ser capaces de localizar sus puntos débiles para reforzarlos y mejorarlos.
Por ejemplo, conociendo la densidad de tráfico de un área de la ciudad, el número y cantidad de contaminantes que ahí se concentran y la población que vive en ella, un ayuntamiento puede priorizar medidas y acciones para mejorar la calidad de vida de esos vecinos.
En definitiva, con el uso de los datos es posible hacer de la ciudad un ente resiliente.
Verde, mucho verde
Una de las claves de los municipios inteligentes es su planificación urbanística. El verde urbano se convierte en parte esencial de los espacios públicos. Primero, porque los parques y jardines trabajan como termorreguladores urbanos minimizando las temperaturas y mitigando el efecto de isla de calor urbana. Además, al suavizar las temperaturas, tanto frías como cálidas, se consigue un descenso en el uso de sistemas de refrigeración con el consiguiente ahorro económico y energético y de reducción de emisiones de CO2.
Pero no todas las zonas verdes urbanas consiguen los mismos efectos. El verde urbano debe gozar de “buena salud”. Además de que el porcentaje de cobertura vegetal debe ser alto, ésta debe alcanzar unos mínimos de calidad para proporcionar los beneficios antes mencionados. Para que la vegetación urbana mantenga ese estándar de calidad necesita unos cuidados y mantenimiento que, gracias a la tecnología satélite y de sensorización, puede automatizarse. Por ejemplo, con sistemas de riego inteligente en función de la humedad del suelo o control de podas y plagas a través de imágenes de satélite.
Visión de futuro
El conocimiento es poder, y conocer el capital natural del que dispone un municipio es clave para su desarrollo inteligente. Ser consciente de los recursos (renovables y no renovables) con los que se cuenta, gestionarlos de manera inteligente y ser capaz de adaptarse a los cambios son aspectos vitales para el establecimiento de las ciudades del futuro.
Por ello es importante que los núcleos urbanos realicen acciones a corto, medio y largo plazo. Éstas incluyen acciones como el impulso a la movilidad sostenible con la creación de más carriles bici, rutas urbanas con mayor porcentaje de sombra y menos ruido o alergenos. La creación y mejora de los espacios públicos para promover la participación ciudadana y la cohesión social.
Ciudadanos en el centro de los municipios inteligentes
Y, ante todo, los municipios inteligentes tienen que planificarse y gestionarse por y para el ciudadano. Convirtiéndose en municipios inclusivos, que hacen una gestión eficiente de sus recursos para generar riqueza y que, con ayuda de tecnología como la desarrollada por Green Urban Data, consiguen que la calidad de vida de sus vecinos sea mejor cada día.