El nuevo clima español: entre el desierto y el trópico
En el último mes hemos visto como noticias sobre el clima español invaden los medios de comunicación. Éstos se suman a la tendencia social de preocupación por los últimos fenómenos climáticos ocurridos en España y en el mundo. De hecho, ya no es raro encontrar informaciones diarias sobre los efectos del aumento de temperatura, las sequías, inundaciones o copiosas nevadas “fuera de temporada”, y cómo afectan a diferentes partes de la geografía nacional y a los ciudadanos.
La evolución del clima español
A finales de marzo, la Agencia Estatal de Meteorología publicaba un pequeño informe sobre la evolución del clima español en los últimos 40 años. Dicho informe destaca lo que expertos de todo el mundo vienen anunciando desde hace años: la temperatura del planeta aumenta. Y, durante la última década, ese aumento se ha incrementado de manera exponencial.
De un tiempo a esta parte, venimos experimentando veranos más calurosos y largos. De hecho, según los expertos el verano ya dura 4 semanas más que hace 30 años. Por poner un ejemplo, en Madrid en los años 70 las temperaturas veraniegas comenzaban sobre el 15 de julio, cuando ahora lo hacen un mes antes (11 de junio).
Además, en regiones del norte de España, como León o Cantabria, la temperatura ha aumentado entre 0.4 y 1.3 grados y se registran menores precipitaciones.
El clima español: entre la arena y el verde
El incremento de la temperatura está teniendo consecuencias en la orografía de España. Una de ellas, y de la cual ya estamos sufriendo las consecuencias es la desertificación. Según la AEMET, alrededor del 6% de la superficie española cuenta con un clima semiárido. Además, otras regiones también están viendo como su clima cambia hacia tendencias subtropicales, por la expansión de los trópicos. Esto supone un aumento de los periodos de sequía, y un aumento de las lluvias torrenciales y, por tanto, del peligro de inundaciones.
Y, esto no es todo, según alertaba en el mismo informe la AEMET, casi el 70% de la población española ya está afectada por las consecuencias del calentamiento global. El aumento del fenómeno de isla de calor supondrá mayores riesgos para la población, tanto a nivel físico como psicológico. Y, con la extensión de los trópicos, enfermedades tropicales como el dengue se extenderán por las regiones mediterráneas.
Por eso, es necesario que las administraciones y los actores relevantes en España tomemos cartas en el asunto y adaptemos las ciudades ante estos cambios en el clima español. Con herramientas eficaces y políticas concretas es posible revertir esta problemática.
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