Inundaciones y gota fría: ¿estamos preparados?
El fuerte temporal (DANA o gota fría) que hemos vivido estos días en la zona del mediterráneo ha dejado un rastro de inundaciones y graves daños a su paso por gran parte de España. De tanto verlo en las noticias ¿somos inmunes ante esta serie de situaciones?
Las lluvias torrenciales son uno de los fenómenos climatológicos que generan mayor daño e impacto a nivel mundial. Es decir, las tormentas e inundaciones, constituyen aproximadamente el 80% del total de desastres climáticos y producen el 54% de muertes y el 84% de pérdidas económicas.
En España se han producido grandes inundaciones en los últimos años, tanto de carácter fluvial como de carácter repentino. Los desbordamientos del Ebro y del Segura. O los desastres experimentados la semana pasada sobretodo en Murcia, Alicante y el litoral Mediterráneo, son un claro ejemplo de ello.
Medidas de prevención ante posibles inundaciones
El estado del terreno es una variable de gran importancia en el impacto climatológico y ambiental. Especialmente de estos episodios de gota fría. Y son numerosas las variables que pueden ayudar a prevenir la posible aparición de inundaciones:
- La cantidad de superficie artificial (conjunto de superficies construidas) de las ciudades y municipios.
- La humedad del suelo, su capacidad de absorción de agua (“efecto esponja”) y su riesgo asociado al denominado efecto de “sellado de suelo” o impermeabilización son factores que contribuyen a la aparición de escorrentías.
A través diferentes estudios y herramientas, municipios y ciudades pueden analizar estos factores. Además, es posible localizar las zonas de riesgo donde la acumulación de agua es mayor, y ofrecer alternativas sostenibles que minimicen el impacto. No solo el impacto en infraestructuras si no en las personas también.
Análisis y previsión
Está en nuestra mano planear medidas para luchar contra las devastadoras consecuencias de las inundaciones, como:
- La creación de protocolos de actuación que engloben distintos sectores. Y que, además, tengan efecto cascada para este tipo de fenómenos extremos.
- Sistemas de análisis coordinados desde la escala territorial a la local. estos deben permitir identificar las zonas vulnerables en base a modelos de cálculo y a los episodios extremos ocurridos en los últimos años.
- Sistemas de alerta temprana que permitan a los servicios de emergencia mejorar, si cabe, en sus acciones de ayuda. Además, que permitan a los ciudadanos tener un conocimiento en tiempo real de cómo evoluciona el episodio de clima extremo que se esté viviendo.