Capital Natural: valor de futuro
De un tiempo a esta parte se habla del término Capital Natural. En este artículo queremos poner en valor este factor y lo primero es entender qué se entiende como tal.
El Capital Natural es el conjunto de servicios ecosistémicos que conforman nuestro día a día. El agua, el aire, la fauna, la flora, es decir, todos los recursos renovables (y no renovables) de los que nos nutrimos y beneficiamos los seres humanos y las empresas.
De este modo, el Capital Natural además de unos costes supone unos beneficios. Y, al igual que se calculan unos deben calcularse los otros. Así, es posible conocer los riesgos y las oportunidades que este activo representa.
Por tanto, se entiende por capital natural los recursos naturales que deberían incluirse en la cuenta de resultados de cualquier empresa/ciudad.
¿Déficit o activo?
Desde hace unos años Global Footprint Network junto a WWF recogen los datos del gasto que mundialmente se hace de los recursos naturales. En el caso de España, por ejemplo, el pasado 28 de mayo entramos en lo que se conoce como déficit ecológico. Es decir, ya hemos consumido los recursos de todo el año en solo cinco meses. Y no solo eso, sino que cada año los agotamos antes y cometemos más infracciones que nuestros vecinos europeos.
Cuenta en positivo
Para la adaptación ante la emergencia climática que vivimos es necesaria la inversión en capital natural. Y, en el entorno urbano, esta inversión puede venir de la creación y mejora de la infraestructura verde.
Como ya hemos contado en numerosas ocasiones, el capital verde urbano proporciona beneficios que abarcan desde la regulación de la temperatura, el aumento de la biodiversidad y mejoras en la salud física y mental de la población.
Además, se abre una importante vía de inversión a través de los bonos verdes. Se conocen como tal todos aquellos bonos cuyo fin es financiar proyectos verdes elegibles. Este tipo de bonos, además, se caracterizan por su transparencia lo que les proporciona un valor añadido.
El mercado de los bonos verdes ha crecido en los últimos años un 20% y se espera que en 2020 super el 35%. No solo es el momento de invertir en soluciones innovadoras que incluyan el capital natural entre sus activos, sino de que las ciudades utilicen dichas herramientas para que su toma de decisiones sea consciente, consecuente y efectiva.
Capital Natural y Estrategia 2020
Ante el desarrollo de la civilización en los últimos dos siglos, con la consiguiente aceleración del cambio climático, la Unión Europea ha tomado medidas para la conservación del capital natural. Lo ha hecho a través de lo que se ha conocido Estrategia 2020 de Biodiversidad de la UE. Dicha estrategia se compone de 6 metas u objetivos a cumplir que van desde la conservación y recuperación de ecosistemas, las buenas prácticas en agricultura, pesca y silvicultura europeas, la problemática de las especies invasoras y el impacto que la Unión Europea tiene a nivel global.
En definitiva, se trata de preservar y proteger la biodiversidad del territorio europeo y del mundo con acciones locales y estatales, pero siempre alineadas en la consecución del principal objetivo: poner en valor y salvaguardar el capital natural.